Artículo publicado en DIARIO TRES CANTOS por Pedro Pozas Terrado (NEMO)
Jaime nos dejó el pasado mes de julio. Se marchó a ese viaje que todos tenemos que hacer, pero que ahora seguramente desde ese lugar especial donde van los grandes amantes de la Tierra, nos mirará y alentará para seguir su camino, la senda verde de la ilusión transformadora de la vida. Nos ha dejado también una huella imborrable y que desde estas líneas, invito a todo el mundo a que se den una vuelta por el sendero de Jaime y descubran su alma, su cariño y el sueño con el que plantó y amó a la floresta.
Ellos, los árboles, habrán sentido su marcha al no verle por el sendero cuidándolo, al no sentir sus ganas de vivir y su alegría cada vez que sus manos enterraba una semilla o un nuevo árbol. En ese sendero de su recuerdo, el mismo día 19, se va a inaugurar una mini biblioteca de campo en la que algunas veces hablamos de poner, en la cual se podrán cambiar libros de forma gratuita, poniendo o llevando y como únicos testigos las encinas que cuidan el camino y alienta la esperanza de los caminantes.
Después de esa inauguración de la biblioteca de campo, se procederá a la siembra de Cornicabras que Jaime quería plantar a las orillas del sendero.
El día 23 a las 19,00 horas en la Biblioteca Municipal Lope de Vega de Tres Cantos, habrá igualmente un homenaje a su persona y la plantación de un árbol en su recuerdo. El gran amigo de los árboles se merece que todos estemos allí en su recuerdo. Su lucha por permanecer con nosotros ha sido dura. Ha perdido la batalla pero ha ganado miles de corazones y un lugar especial en el universo de las grandes personas.
Se nos ha ido un naturalista que ha querido que nuestra ciudad se enriqueciera en el respeto a la biodiversidad, participando siempre en eventos dirigidos a cambiar este mundo injusto por el bello verdor de la naturaleza. Ahora tal vez allí arriba no pueda plantar árboles, pero es bien seguro que plantará estrellas e iluminará su estela con la misma pasión que amaba a los árboles. Tres Cantos está de luto y en el parque de los alcornocales, los árboles agachan sus ramas y sus hojas en forma de saludo en memoria de un gran hombre que nos ha dado la esperanza y la ilusión de seguir luchando a favor de nuestra madre Tierra. Su semilla, sus enseñanzas, su ejemplo debe ser recordado siempre.
Cuando paso por el sendero de Jaime, le digo “Hola Jaime, ¿cómo va todo? Aquí estoy dando una vuelta para renovar fuerzas y cargar de energía mi espíritu”.
Cuando alguien se va para siempre, las lágrimas muchas veces florecen en tus ojos llenos de tristeza. En el caso de Jaime, esas lágrimas que derramemos en su homenaje, serán el manantial que alimenta su obra y su corazón.
Él bien sabía que los árboles sentían, que eran inteligentes, que sus raíces son el cerebro de sus vidas y que guardan inmensos secretos abiertos solo para personas que como él, sentía y amaba a los grandes guardianes de nuestro planeta.
Por todo ello, le debemos una despedida sincera, un hasta luego y un saludo que ilumine para siempre su sendero en el Parque de los Alcornocales.
De un amigo que no le olvidará nunca.